Yo vivo para recordar, no me interesa que digan que el pasado fue,
y que el presente es lo único considerable. Mis recuerdos me alimentan, me nutren de sabiduría y experiencia. Mis recuerdos me facultan, a mantener intactos, los bellos momentos compartidos con los seres amados que han partido; los mensajes de amor que he recibido y, sus rostros enmarcados en mis pupilas.
Si el pasado se marchase, no recrearía nuevamante la dulce caricia de mi padre, su mirada tierna al acercarse, su risa mezclada con mi risa…
Si el pasado se borrase, también eliminaría mis pasos junto al padre de mis hijos y, de ese hijo, un ángel al que tuve que ver volar sin haber escuchado de sus labios la palabra ,“mamá”… Yo vivo para evocar a ¡tantos amigos que no están!, aquellos con los que compartí mi infancia, mi adolescencia, mi plenitud…  Dicen, que la peor muerte es la del olvido, y yo, me niego rotundamente a relegar de mi ayer, a enterrar los cándidos o fastidiosos momentos por los que transcurrí, los placenteros o dolientes mensajes que escribí, o a los poetas, los que un día estuvieron más hoy, no están aquí.  Sí!, porque no se lo que me depara el mañana, gravé en mi corazón con tinta de amor, el nombre de cada uno de ustedes, toda palabra de estímulo que leí, e íntegramente, esa caricia virtual que percibí… Yo vivo para recordar porque olvidar es morir.

 

 

CON ESTILO SALESIANO

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